No es fácil volver a casa tras un viaje de un mes completo. Claro que no es fácil -igual que no es fácil planteárselo, organizarlo y además llevarlo a cabo-.
Tras 10 días de vuelta al hogar, Laurita sigue desconcertada. Siempre le ocurre igual, desearía haberse quedado allí -en Cape Cod, supongo; o quizás en la brumosa y fría SFO, sentada tras los cristales del mirador de su casita de muñecas, esperando ver pasar la niebla que surgirá entre la sombra de su admirado Golden Gate-; incluso fantasea con haber desaparecido en NY, me han llegado estas dos fotos tomadas de un panel luminoso en Times Square donde me asegura que están ella y los chicos -¡Víctor jamás se dejaría desaparecer en un panel luminoso!-.
¿Qué le pasa a Laurita, que ya no dice nada? Me preguntáis algunos. Y no sé que responderos, pues también yo espero con cierta ansia su siguiente correo…
Mientras esperamos a que se baje del luminoso y se reubique, puedo contaros algo de lo poco que sé.