Ya tardaba, La Impostora, en inmiscuirse en mi blog. Os lo avisé: esta chica es una métome-en-todo.
Pues no pienso dar explicaciones, ¡faltaría más! Además, esto del regreso es algo siempre muy íntimo y privado ¿no os parece? Cada quién tiene su manera particular de aterrizar, y mi manera es… digamos que compleja.
Como quiera que soy enamoradiza de nacimiento, cada vez que regreso de un viaje paso un largo tiempo de duelo, sufro de un agudo sentimiento de pérdida, melancolía y triste nostalgia, todo mezclado y atorbellinado. ¿¿Alguien cree que estas son condiciones para conectarse al blog y echar cuatro líneas como si nada?? Por supuesto que no, sólo alguien tan poco sensible como La Impostora sería -y es, como habéis podido comprobar- capaz de reprocharme mi necesidad de este pequeño tiempo de silencio.